No se necesita ser un científico, un filósofo, un avicultor o, tal vez, un religioso para resolver una de las preguntas fundamentales más antiguas de la humanidad.
Está claro que la gallina pone el huevo, y a su vez, el huevo engendra la gallina.
Pero si entendemos el mundo como un proceso evolutivo, nos servirá como disparador para comprender este planteamiento y otros tantos que angustian a la condición humana.
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